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jueves, 19 de abril de 2018






Un refrescante riesling alsaciano, un aromático queso Muenster que rezuma a granja servido con miel o semillas de comino, un exquisito foie elaborado con las recetas tradicionales, o una  tarte flambée sutilmente ahumada. 










Pueblecitos de ensueño 

engalanados con decoraciones navideñas, vino caliente con especias para vencer el frío, olor a canela, pan de jengibre y a dulces típicos cuyas centenarias recetas han sido heredadas de padres a hijos…





Todo esto y mucho más es lo que el visitante podrá encontrar si decide adentrarse en una de las mejores regiones gastronómicas y vinícolas de Francia donde la calidez de sus gentes, su peculiar arquitectura y los constantes juegos de luces al caer la tarde componen una de esas postales tan perfectas, que no pasan de moda. 



Bastan 5 o 6 días para recorrer 
la región y alquilar un coche, la forma más cómoda y práctica para desplazarse. Nosotros planificamos una semana entera para disfrutarla sin prisas. Establecimos nuestra base en el encantador pueblecito de Colmar y de ahí planificamos rutas diarias. No queríamos estar moviendo maletas cada dos días y para nosotros fue una decisión más que acertada, ya que el buen estado de las carreteras y las distancias más que asequibles entre los pueblecitos de nuestra ruta, hicieron que nuestra elección se ajustara al tipo de viaje que queríamos realizar.


Aunque hay varias opciones, nosotros elegimos empezar nuestro viaje desde el aeropuerto de Basilea, ya que los vuelos suelen ser más económicos que a Estrasburgo.
Una vez que realizamos los trámites necesarios y nos dieron el coche de alquiler, nos desplazamos hasta el apartamento que habíamos reservado en Colmar (58km). Nuestro hogar durante los próximos días resultó ser un apartamento nuevo a estrenar, acogedor y en pleno centro de la ciudad. Mejor imposible.

Y este fue nuestro itinerario:



DIA 1: 121 KM
COLMAR – MULHOUSE, 44 km
MULHOUSE – THAN, 22 km
THAN – GHEBWILLER, 25 km
GHEBWILLER – COLMAR, 30 km






DIA 2: 52 KM
COLMAR – EGUISHEIM, 8 km
EGUISHEIM – TURCKEHIM, 8 km
TURCKEHIM – KAYSERBERG, 9 km
KAYSERBERG – RIQUEWIHR, 11 km
RIQUEWIHR – COLMAR, 16 km

DIA 3: 44 KM
COLMAR – HUNAWIR, 17 km
HUNAWIR – RIBEAUVILLE, 3 km
RIBEAUVILLE – BERGHEIM, 6 km
BERGHEIM – COLMAR, 18 km


DIA 4: 151 KM
COLMAR – CASTILLO DE HAUT – KOENIGSBOURG, 28 Km
CASTILLO HAUT- KOENIGSBOURG – SELESTAT, 16 Km
SELESTAT – FRIBURGO, 55 Km
FRIBURGO – COLMAR, 52 Km






DIA 5: 170 KM
COLMAR – MONT STA. ODILE, 54 km
STA ODILE – OBERNAI, 15 km
OBERNAI – ESTRASBURGO, 28 km
ESTRASBURGO – COLMAR, 73 km










Si tuviéramos que elegir lo que más nos gustó, lo tendríamos muy difícil ya que esta bella región sorprende a cada paso. Así que aquí te mostramos algunas de experiencias que aconsejamos no deberías perderte si alguna vez decides visitar esta región:

1. 1.- COLMAR: PASEAR POR LA PEQUEÑA VENECIA CON UN VINO CALIENTE EN LAS MANOS Y VISITAR SUS TRADICIONALES MERCADOS NAVIDEÑOS





Ciudad que vio nacer al célebre escultor creador de la famosa Estatua de la Libertad,  Bartholdi, Colmar está ubicada a los pies de la cordillera de los Vosgos y es la capital vinícola de Alsacia por excelencia. No es necesario pregonar los encantos de Colmar, como sus casas de entramado de madera, o su cuidado y florido centro urbano que parece sacado del más entrañable cuento de navidad.



Colmar condensa importantes vestigios de la Edad Media. El omnipresente Renacimiento de su ciudad vieja, los magníficos ejemplos de la arquitectura gótica como la Colegiata Saint-Martin, la iglesia Saint Matthieu o la iglesia de los Dominicos y el clasicismo francés en algunos de sus edificios, son razones más que suficientes para planificar un día completo visitando esta bonita ciudad.




Pero si hay un escenario pintoresco en la ciudad de Colmar es el que antaño fue centro neurálgico de la pesca y de la venta de pescado. La Pequeña Venecia (La Petite Venise), un barrio de casitas tradicionales alsacianas que se ubican a lo largo de la orilla del río Launch y que hace gala de un modo de vida que merece la pena descubrir.



La mejor época para visitar Colmar sin duda es en Navidad, época en la que esta región despliega una magia especial que envuelve al viajero a cada paso. Pasear por sus calles decoradas hasta con el más mínimo detalle  y por sus mercados navideños, te hace sentir protagonista de un verdadero cuento de Navidad.








2.- EGHISHEIM, UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS DE FRANCIA



Con un aire medieval que engancha, Eghisheim se presenta como uno de los pueblos más bellos no sólo de la región de Alsacia, sino de todo el país.
Perdernos por su entramado de callejuelas adoquinadas y disfrutar de cada singular detalle se convierte en toda una obligación.



En el centro de la villa se encuentra la Plaza del Castillo (Place du Château), con tres monumentos principales:
Castillo de los condes de Eguisheim: fundado en el siglo VIII, con estilo románico y torre octogonal.
Capilla de San León IX: el nombre se debe a que fue el lugar de nacimiento del Papa León IX.
Fuente de San León IX



La villa fue creciendo y se estructuró de una forma muy particular, construyéndose en tres círculos concéntricos alrededor de su castillo. El último círculo fue finalizado por una fortificación.


3.- TURCKHEIM, UNA PARADA PARA ADENTRARSE EN 
LA DELICIOSA GASTRONOMÍA ALSACIANA

BAECKEOFFE

Es uno de los platos estrella de la cocina alsaciana y significa “horno de panadero” ya que según cuenta la tradición alsaciana, cuando en las casas no había horno, las mujeres preparaban los ingredientes de este potente guiso y los hombres antes de ir a faenar lo llevaban al horno del panadero. El panadero una vez había terminada la hornada de pan y estando el horno aún caliente, metía las cazuelas y las iban a buscar cuando regresaban a casa.



Un estofado de carne de ternera, cordero y cerdo acompañado de patatas y verduras macerados durante horas en vino blanco alsaciano y cocido a fuego lento. Un guiso de puchero muy apropiado para templar el cuerpo en los fríos días de invierno. La cazuela con la que se hace este guiso, lleva el mismo nombre y es una de las delicias gastronómicas que no puedes perderte.


CHOUCROUTE

La choucroute es otro de los platos más típicos de la cocina alsaciana, debido a la proximidad e influencia alemana de esta zona. Recibe su nombre del alemán “sauerkraut”, que significa “col agria”.
Esta receta a base de repollo fermentado en salmuera que el comensal podrá acompañar de diferentes tipos de salchichas (como las salchichas de Montbéliard) carnes como el tocino ahumado y patatas, le debe su éxito a su preparación  con grasa pura de cerdo y a su cocción. Siempre a fuego lento, unas dos horas y con un buen vino blanco de Alsacia.

TARTE FLAMBÉE
La historia de “la torta flambeada” o flammekueche se remonta a la época en la que el pan se cocía cada 15 días. La masa de pan sobrante se aplastaba, se cubría de requesón, cebolla y tacos de tocino, y se pasaba por el horno de leña del panadero. A día de hoy la receta ha cambiado un poco, pero sigue formando parte de la tradición puramente alsaciana.

VINOS

Hablar de la gastronomía alsaciana es también hablar de los Gran Reserva de Alsacia. La noción del Gran Reserva apareció en Alsacia a partir del siglo IX. Por ser una tierra de contrastes, Alsacia se beneficia de una gran diversidad de terrenos y paisajes. Allí el clima es seco y soleado y su orientación resulta ideal para los viñedos. La tierra y los terrenos en pendiente son perfectos para su cultivo.







Su peculiaridad reside sobre todo en la variedad de sabores y en la singularidad de cada Gran Reserva. 
Así podrás degustar el Froehn, el Mandelberg, el Sonnenglanz y el Rosacker, pero también vinos más conocidos, como el Riesling o el Gewurstraminer.


4.- CASTILLO DE HAUT – KOENIGSBOURG

Situado a unos sesenta kilómetros al sur de Estrasburgo, el castillo de Haut-Koenigsbourg domina el valle del Rin desde sus 750 metros de altitud Es uno de los símbolos de Alsacia y se considera uno de los mayores atractivos turísticos de la región. Su actual esplendor es obra del Káiser Guillermo II de Alemania, que a principios del siglo XX impulsó una controvertida restauración para reivindicar el pasado germánico de la región. Un siglo después, el castillo del Haut-Koenigsbourg es una etapa obligada para los turistas que visitan la zona.











La restauración de esta fortaleza no sólo tuvo como objetivo revivir la Edad Media, sino que también sirvió en los años treinta de escenario para la película de Jean Renoir, La gran ilusión y ha sido fuente de inspiración para uno de los ilustradores de El Señor de los Anillos, el canadiense John Howe











Uno de los lugares más interesantes del recorrido es la sala de armas y el gran bastión de la parte este del castillo, al que se accede atravesando el jardín interior.  Aunque sin lugar a dudas, disfrutar de las magníficas vistas sobre el valle del Rin y los pueblos vecinos será uno de los mejores recuerdos que el visitante pueda llevarse de esta visita.



5.- ESTRASBURGO, crisol de culturas


Con su amplio centro peatonal, la belleza de sus canales, sus barrios bien caracterizados, sus numerosos parques y zonas verdes y sus tiendas de lujo, Estrasburgo se erige como una ciudad acogedora y cosmopolita donde se respira autenticidad y modernidad en cada uno de sus rincones.




Fue la primera ciudad francesa declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 1988. Una ciudad que a pesar de los continuos episodios de ocupaciones, guerras e invasiones a lo largo de su historia, ha podido preservar un patrimonio de una excepcional diversidad, representativo de la evolución de la ciudad desde la época romana hasta hoy.


Un paseo por sus calles es como un viaje en el tiempo gracias a su bien conservado casco histórico, con una catedral considerada como una de las obras maestras del arte gótico europeo a la cabeza, unos canales y el río Ill, que circunvala el centro de la ciudad y por el que se puede hacer un recorrido en barca.




Cabe destacar:







La catedral: « prodigio de lo gigantesco y lo delicado » como dijo Victor Hugo, se puede divisar desde varios kilómetros.
La Petite France : uno de lo barrios más pintorescos, antaño feudo de curtidores, pescadores y molineros, es un remanso de paz en el corazón de la ciudad.
















Y hasta aquí nuestro recorrido por una de las regiones más fascinantes de nuestra vecina Francia. Sin duda Alsacia reúne todo aquello que un viajero necesita para guardar el mejor de los recuerdos.






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