Protegido por los imponentes Himalayas y la
cordillera del Karakorum, se encuentra este valle escondido donde la belleza de
sus paisajes remotos, la amabilidad de sus gentes y su cultura fuertemente
influenciada por la civilización tibetana, hacen que esta tierra de pasos elevados deje
una huella indeleble en cada viajero que decide adentrarse en El Pequeño Tibet.
Ladakh es una región donde los contrastes
logran ir tejiendo un frágil equilibrio que amenaza con deshilacharse en cada
pespunte.
El colorido de sus calles, habitantes y mercados contrasta con el verde caqui de una zona con fuerte presencia militar. Una clara manifestación de la soberanía India en una región fronteriza donde sus vecinos China y Pakistán no esconden sus pretensiones territoriales sobre este área.
El colorido de sus calles, habitantes y mercados contrasta con el verde caqui de una zona con fuerte presencia militar. Una clara manifestación de la soberanía India en una región fronteriza donde sus vecinos China y Pakistán no esconden sus pretensiones territoriales sobre este área.
Contrastes que uno va descubriendo a cada paso. Mientras desde la mezquita se convoca a todos los fieles a la oración, los budistas silencian el eco del muecín girando sus rodillos entre banderas de oración.
Un caleidoscopio de diferencias, donde
la interesante mezcla de religiones, culturas, gastronomía, sentimientos,
tradiciones y estímulos dibujan algunos de los escenarios fotográficos más
asombrosos y curiosos para cualquier trotamundos.
Y si un día decides visitar esta maravillosa
región conocida como el Pequeño Tibet, estos
son los cinco escenarios fotográficos que, a nuestro juicio, no deberías perderte:
1.- LEH, LA CAPITAL DONDE INDIA Y TIBET SE
DAN LA MANO.
Pasear por Leh es una dura prueba de
resistencia donde notarás que te falta la respiración y tu corazón se acelerará
a cada paso.
La escasez de lluvias y vegetación de esta región desértica que discurre a orillas del río Indo y su ubicación a casi 3700 metros de altura, hace que el enrarecimiento del aire sea mucho mayor que en otras poblaciones elevadas y obliga a un periodo de aclimatación para aquellos viajeros que como nosotros, llegamos en avión. A Ladakh también se puede llegar vía terrestre, pero nosotros después de mucho buscar conseguimos un vuelo barato a través de Expedia, lo que nos permitió ahorrarnos los tres días de camino por carretera
Así que durante los primeros días el escenario fotográfico más recomendable y obligado es pasear tranquilamente por las callejuelas y alrededores de Leh, donde podrás ir poco a poco tomando el pulso a una capital que tiene mucho que ofrecer.
La escasez de lluvias y vegetación de esta región desértica que discurre a orillas del río Indo y su ubicación a casi 3700 metros de altura, hace que el enrarecimiento del aire sea mucho mayor que en otras poblaciones elevadas y obliga a un periodo de aclimatación para aquellos viajeros que como nosotros, llegamos en avión. A Ladakh también se puede llegar vía terrestre, pero nosotros después de mucho buscar conseguimos un vuelo barato a través de Expedia, lo que nos permitió ahorrarnos los tres días de camino por carretera
Así que durante los primeros días el escenario fotográfico más recomendable y obligado es pasear tranquilamente por las callejuelas y alrededores de Leh, donde podrás ir poco a poco tomando el pulso a una capital que tiene mucho que ofrecer.
Aunque su estado de conservación es una asignatura pendiente, sus imponentes murallas, sus 8 niveles de construcción y estar considerado como uno de los palacios situados a mayor altitud del mundo, lo hacen lo suficientemente atractivo como para pasar por alto su visita .
Main Bazaar es la arteria principal de Leh y centro neurálgico de su actividad comercial. Un maravilloso puzzle, en el que gremios, comerciantes, habitantes y turistas encajan a la perfección.
Si uno prefiere abandonar el bullicio, adentrarse en las sombrías callejuelas del laberíntico Old Market nos permitirá tomar un respiro mientras uno descubre a cada paso el discurrir cotidiano de los habitantes de Ladakh.
También el fuerte y el Monasterio Rojo, son junto a la Shanti estupa y la mezquita, visitas obligadas que bien nos van a mantener ocupados un par de días. Un plan perfecto para que nuestro cuerpo se vaya aclimatando a la altura.
Uno de los contrastes más
curiosos a los que un viajero se enfrenta es el que la naturaleza con el cincel
de los años ha esculpido.
El color de sus agrestes y desérticos paisajes, las
caprichosas formas de sus montañas y el atrayente color azul de uno de los
cielos más puros que uno puede admirar, sin duda es motivo ya más que
suficiente para que tu cámara eche humo.
Alquilar una Royal Enfield y
recorrer las carreteras de la región es otro de los escenarios fotográficos que
deberías incluir en tu hoja de ruta ya que es una de las mejores formas de
desplazarse.
Enseguida te darás cuenta que no es necesario preguntarse donde
lleva la carretera, porque solo por el trayecto ha merecido la pena emprender
este viaje.
3.- EL MEJOR LUGAR PARA MEDITAR ES TU CORAZÓN: MONASTERIOS BUDISTAS DE LADAKH.
Teniendo en cuenta la
relación que existe entre la singularidad de un pueblo con su religión, la
visita a los diferentes monasterios budistas es otro de los escenarios
obligados.
Accesibles unos, y
escondidos en recónditos lugares otros, en todos ellos confluyen cultura y
espiritualidad. La estética no es su principal reclamo. Los monasterios son
lugares de recogimiento, de oración y de encuentro social.
También son lugares dedicados al estudio y recopilación de conocimientos, una suerte de universidades que siguen impartiendo enseñanzas maduradas durante generaciones cuyo objetivo es el de procurar dar respuesta al sentido de nuestra existencia y mantener esta sabiduría viva a través de los tiempos.
También son lugares dedicados al estudio y recopilación de conocimientos, una suerte de universidades que siguen impartiendo enseñanzas maduradas durante generaciones cuyo objetivo es el de procurar dar respuesta al sentido de nuestra existencia y mantener esta sabiduría viva a través de los tiempos.
Uno de nuestros objetivos
fotográficos era conseguir traspasar los muros de esos monasterios y
adentrarnos en una de las celdas donde viven los monjes que dedican su vida a
la meditación y al estudio de la naturaleza del ser humano.
Pequeños habitáculos sin
ventanas, soportando temperaturas imposibles, donde los monjes viven y meditan
en estricta soledad.
Antiguamente se enclaustraban durante tres años, tres
meses y tres días para conseguir alcanzar la Iluminación o El Despertar, según
los preceptos de la doctrina budista. Una vez al día se les alimentaba y se les
retiraban las defecaciones. El resto del tiempo era meditación y la más
absoluta soledad.
Compartir una tarde en una de esas celdas te enseña una de las lecciones vitales que de vez en cuando
conviene recordar: el mejor lugar para meditar, está en tu corazón.
Si quieres conocer más acerca de nuestra experiencia en la celda de un monje budista, visita este enlace
Si quieres conocer más acerca de nuestra experiencia en la celda de un monje budista, visita este enlace
4.- KARDHUNG LAH: LAS
PUERTAS DEL CIELO
Ladakh significa región de
pasos elevados y buena prueba de ello es el Khardung La, que conecta de mayo a
octubre el valle de Leh con los valles
de Shyok y Nubra. Con sus 5359 metros está considerado uno de pasos elevados
para vehículos motorizados más altos del planeta.
Escalar con tu Royal
Enfield los 39 km de serpenteantes
senderos hasta la cima es una de experiencias fotográficas que no debes
perderte si visitas Ladakh.
Para acometer tal hazaña es necesario conseguir un permiso especial del gobierno de la India y llevar varias fotocopias que tendrás que entregar en cada uno de los puestos de control de policía.
Es importante que lleves el depósito lleno ya que no hay posibilidad de repostar por el camino e informarte muy bien previamente de la climatología ya que el tiempo puede cambiar bruscamente en cuestión de minutos. Nosotros salimos con sol, atravesamos bancos de niebla, e incluso nos nevó durante el trayecto.
Para acometer tal hazaña es necesario conseguir un permiso especial del gobierno de la India y llevar varias fotocopias que tendrás que entregar en cada uno de los puestos de control de policía.
Es importante que lleves el depósito lleno ya que no hay posibilidad de repostar por el camino e informarte muy bien previamente de la climatología ya que el tiempo puede cambiar bruscamente en cuestión de minutos. Nosotros salimos con sol, atravesamos bancos de niebla, e incluso nos nevó durante el trayecto.
Un sentimiento
indescriptible se apodera de uno cuando después de lidiar con el mal de altura,
el mal tiempo y el estado de la carretera, logra divisar las miles de banderas de oración
que anuncian al son del gélido viento que acabas de conquistar las puertas del
cielo. No fue fácil pero tras varios
intentos amaneció el día perfecto y conseguimos nuestro objetivo.
Este país circuido de altas
montañas nevadas, hielos perpetuos y gélidas
temperaturas contrasta con la calidez de su gente. Siempre serena, amable,
solidaria y dispuesta a ayudarte.
Entre mantras tibetanos, banderas de oración, trajes tradicionales, tierras solitarias y yermas, aire puro y frío, sonrisas cálidas y sinceras, … Ladakh es un paraíso para todos los amantes de la fotografía, donde uno no deja de sentir sin tocar y hablar sin palabras.
Y hasta aquí llegan nuestros cinco escenarios
fotográficos. Nos consideramos muy afortunados de haber podido visitar uno de
los últimos reductos de la cultura budista, una verdadera reliquia cultural inmersa en un
país cuya belleza natural y humana inspira al alma y a los sentidos.
Enlaces relacionados:
Una fotografía, una historia: Desde la celda de un monje budista.
Descubriendo Leh: maldito mal de altura.
Ingresado en el hospital de Leh: Anju y Lamu Barath Guest House, Thanks
Monasterio budista de Hemis en Ladakh, un sueño hecho fotografía.
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Monasterio budista de Hemis en Ladakh, un sueño hecho fotografía.
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