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jueves, 27 de marzo de 2014


No hace mucho, un médico me preguntó sobre la vida de celibato. 
Dijo: “Usted es monje, no tiene esposa, y nunca puede abrazar o ser abrazado por una mujer. Esto va contra la naturaleza humana.” 
Respondí: “Sí, tienes mucha razón.” 
El médico continuaba diciendo, “En este caso, ¿esto no es una aflicción y una privación para usted – se le priva de algo que todo el mundo puede tener?”
 Le dije a él, “Bueno, ciertamente aquí tienes razón. Estar con una mujer es algo que pueden tener los demás y yo no puedo. Por el otro lado, hay muchos tipos de sufrimiento que tienen los laicos pero que yo no los tengo.” ( Sheng Yen )

  04.09.2014 Leh – Monasterios Budistas de Hemis y Stakna


Ya os contamos en la anterior entrada la suerte que tuvimos al llegar al monasterio de  Hemis y encontrarnos en un lugar tan recóndito e inaccesible a cientos, qué digo cientos, ...miles de personas celebrando un concilio budista.
 
Hemos compartido con ellos ya cerca de una hora y media, el tiempo suficiente para encontrar nuestro hueco y hacer infinidad de fotos.  

Ahora están en el receso, es tiempo de reponer fuerzas y nosotros aprovechamos para inspeccionar los alrededores del monasterio.
Sin saber muy bien dónde nos dirigimos, acabamos en las cocinas del monasterio justo en el momento en el que los monjes budistas acudían a comer.







Una ración de arroz blanco con legumbres y vegetales es su menú. En sus hábitos se refleja la disciplina y el compromiso con los preceptos budistas. Sobre todo aquel relacionado con la Acción Correcta, que incluye abstenerse de causar daño o muerte a los seres sensibles. De ahí el carácter vegetariano de su gastronomía. 



Un budista no se preocupa mucho si su comida es copiosa, está bien presentada o es deliciosa. Solamente le preocupará si es saludable y nutritiva. Nunca comen por placer o satisfacción, únicamente porque es una necesidad vital.  Por eso lo hacen tan solo una vez al día antes del mediodía,  en silencio y sin muchas distracciones.
Aquí no existe el concepto de sentarse a la mesa con todo lo que ello conlleva. Es un acto más natural y sencillo. Aunque hoy es un día especial de reunión y se respira un ambiente festivo que se refleja  durante la comida.


Los budistas tienen otra perspectiva de la comida. La dividen en parcial, de contacto y mental o de conciencia.
La comida parcial es la comida y bebida diaria para poder sobrevivir. La de contacto es la que proporciona placer físico y mental, que incluye las relaciones sexuales. Y la comida de conciencia es la que hace referencia a todas las actividades relacionadas con la mente como el  entretenimiento, los pensamientos, el arte, y la religión.
De acuerdo con los preceptos budistas, lo que importa es la mente y el control sobre los deseos.
Y lo que nosotros no podemos reprimir es el deseo de sacar nuestras cámaras y capturar este momento. 

El concilio se reanuda, y aprovechamos para tomar las últimas fotos antes de emprender el camino de regreso. Cuando nos dirigimos a la moto, empieza a llover. Así que tenemos que refugiarnos debajo de la techumbre de un rodillo de oración. Y es entonces cuando fuimos testigos de esta escena. Su hermana mayor la lleva en brazos, la deja en el suelo y le dice algo al oído y se marcha.
No tendría más de 4 añitos, y permaneció inmóvil, con la mirada perdida durante más de 10 minutos. Nunca sabremos qué es lo que le dijo ni en qué estaría pensando, pero  estamos seguros que debió ser algo muy importante que requería la máxima concentración.
 



Por fin para de llover y podemos emprender el camino de vuelta. Nuestros cascos siguen en el manillar, igual que los dejamos,  nadie los ha tocado… Que sencillo podría ser todo y cómo nos vemos obligados a complicarnos la vida.












El día avanza y las luces del atardecer hacen que parezca que nuestro camino sea completamente diferente al de esta mañana. Yo sigo haciendo fotos desde la moto mientras nos dirigimos a nuestro próximo destino, el monasterio de Stakna. 



Un monje nos da la bienvenida y nos invita a ver las vistas desde el monasterio, que son sencillamente espectaculares. El río deja a su paso una estela verde y caprichosa, llena de vida. Y unos metros más allá…. nada.


Los monjes están a punto de comenzar un acto de oración y nos invitan a acceder al interior del templo. Pedimos permiso para hacer fotos y nos preguntan qué es lo que vamos a hacer después con ellas. Nuestra respuesta es sencilla. Retratar la religión budista y darla a conocer a través de nuestras fotos. 


Al finalizar el acto, nos invitan a unas manzanas y unos dátiles. Y cuando decidimos abandonar el monasterio, nos dicen si queremos compartir con ellos otro acto que está a punto de comenzar. 


Hay una representación de monjes budistas venidos desde Buthan para realizar una ceremonia de presentación del lama Jim Me.
¿Cómo? ¿Que si queremos compartir este momento con vosotros ¿  ¡¡¡Nos encantaría ¡!!.
Conocemos al pequeño Lama que acaba de llegar al monasterio acompañado de sus padres. Tiene apenas tres añitos y además de Lama, es un niño de lo más travieso y todo un carácter. 


La verdad es que hoy la suerte nos ha acompañado durante todo el día. Primero en el Monasterio de Hemis con el concilio budista y ahora en Stakna. 

 Y aquí estamos, siendo testigos de una ceremonia única que llevaban tiempo esperando. Cincuenta monjes, un lama y dos intrusos. 

 


Los mantras empiezan a sonar con fuerza y la ceremonia se realiza en un ambiente íntimo y sobrecogedor. Tanto que por un momento nos olvidamos por completo de cámaras y fotos. No queremos disparar con flash para no romper la magia del momento. 

Una vez finalizada la ceremonia llega el momento de las ofrendas, y el pequeño lama recibe una lluvia de frutas y golosinas mientras repasan algunos pasajes de la vida de Buda pintados en la pared del monasterio. Aunque creo que lo que más le apetece es volver a ser niño. 

Ahora sí que decidimos emprender el camino de regreso despues de despedirnos y agradecerles su hospitalidad y atención. Somos testigos del momento en el que  los monjes de Stakna se despiden de sus colegas de Buthan. Para nosotros una de las escenas más auténticas de este viaje. Ese momento de la despedida con pañuelo blanco incluido y en este incomparable entorno es sin lugar a dudas el mejor colofón para un día que ha resultado perfecto. 

Y mientras volvemos en la moto, veo reflejada la sonrisa de Luis por el retrovisor. La misma que me acompaña a mí desde que empezamos un día que está siendo intenso y conmovedor a partes iguales.


El sol se despide e intento captar el atardecer y los contraluces que nos ofrece. No es tarea fácil ir disparando la cámara encima de la moto, pero el paisaje es tan increíble que tengo que intentarlo. 

  
El solitario paisaje se va tiñendo de tiendas de campaña, alambradas y vehículos militares, que nos recuerdan que estamos entrando en zona restringida  y que tenemos que guardar nuestras cámaras.
El día ha sido largo, estamos cansados, muertos de frío y de hambre. Y es que ha sido tanta la emoción y las ganas de querer aprovechar cada minuto, que caemos en la cuenta que sólo llevamos en el cuerpo un paquete de patatas fritas y una coca cola. 


Antes de ir a cenar, vamos a recoger la tarjeta sim para nuestro móvil. Por supuesto no funciona, y depués de 1 hora intentando que nos solucionaran el problema seguimos igual. Y es que …. recordemos,  que estamos en India… así que habrá que hacer un ejercicio extra de paciencia.


Cenamos en el Restaurante Gesmo. Dos sopas calientes y un plato de bolitas de pollo, con vegetales y arroz servido sobre unas hojas gigantescas de banana más bebidas (315INR- 4€). Está todo buenísimo. Cenamos casi a oscuras porque los cortes de luz son continuos. 
Seguimos sin entrar en calor, así que decidimos volver a nuestra Bharat Guest House. Lamu sale a recibirnos con una espléndida sonrisa, mientras vemos en su cara el reflejo de la tranquilidad que da saber que los dos polluelos ya están en el nido.


Nuestras caras llevan escrito que necesitamos una ducha caliente antes de ir a la cama, y aunque el agua caliente suele estar disponible sólo por la mañana, Anju nos conecta los termos.
Son adorables. Les contamos nuestros planes para mañana. Queremos ir a ver la puja al monasterio de Thiksey….
Pero  una vez más el mal de altura se impone y será el que decida por nosotros.

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4 comentarios:

  1. Que entrada mas bonita! lleno de grandes momentos...no me extraña que acabaseis el día con una sonrisa ^_^

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  2. Pues sí, y lo mejor de todo es que fué el primero de muchos grandes momentos.

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  3. Alucinante todo lo que allí vivisteis y todos los instantes que habéis capturado y atesorado.
    Besos

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  4. Hola Libreta, durante este viaje fueron muchos los momentos que dejaron una gran sonrisa en la boca.

    Besicos

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