Una misma fotografía tiene la capacidad de dejar asombrado a unos o de producir la más absoluta indiferencia en otros. Pero lo que está claro es que quien la hace, quiere reflejar ese momento que para él fue
especial, por que como diría Joe
McNally, nuestras fotos son nuestras
huellas. Son la mejor manera de decirle al mundo que estuvimos allí .
También se dice que las buenas fotos son como los buenos chistes. Si se tienen que explicar, es que quizás no eran tan buenas.
Y sí, es cierto. Hay fotografías que hablan por sí solas; porque es indudable la belleza del escenario, porque técnicamente son perfectas, porque nos transportan a lugares lejanos, porque al verlas nos sentimos identificados, porque ……
Pero también es cierto que hay otras fotografías que sí
necesitan una explicación porque detrás
de esas capturas, hay un fuerte componente emocional y una historia que merece
ser contada.
Ahora si quieres conocer la historia que encierra, sigue leyendo.
Sri Lanka, 2013. Nos empeñamos en ir a visitar la tribu de los Vedha en
la población de Mayangana. Cientos de km por carreteras un tanto incómodas. El
cansancio que llevábamos acumulado era más que patente. Pero por fin alcanzamos
nuestro destino.
Salió a recibirnos uno de sus miembros. Sin duda, era alguien muy especial. Algunos lo llaman discapacidad psíquica, nosotros, la sonrisa más cariñosa y sincera que jamás hayamos podido recibir.
A pesar de sus problemas de movilidad nos acompañó durante toda nuestra visita y permaneció junto a nosotros, siempre atento y dispuesto.
Y llegó la hora de marcharnos. Queríamos tener un recuerdo suyo que fuera algo más que una simple y típica fotografía. Y Luis utilizó algo que sólo hace en contadas ocasiones. Le propuso un intercambio de pulseras.
Su eterna sonrisa se tornó carcajada, mezcla de emoción y nerviosismo. Dos segundos fue el tiempo que tardó en soltar el cordón naranja que llevaba anudado en su muñeca y entregárselo a Luis. Y éste le confeccionó una pulsera tan especial como él. Y seguro que más de uno dirá… hombre especial, especial … Y sí, es verdad, no tiene nada de particular. Simplemente recoge en unos centrímetros de cordino un gesto de cariño y complicidad. Es por esto que la hace tan especial.
Salió a recibirnos uno de sus miembros. Sin duda, era alguien muy especial. Algunos lo llaman discapacidad psíquica, nosotros, la sonrisa más cariñosa y sincera que jamás hayamos podido recibir.
A pesar de sus problemas de movilidad nos acompañó durante toda nuestra visita y permaneció junto a nosotros, siempre atento y dispuesto.
Y llegó la hora de marcharnos. Queríamos tener un recuerdo suyo que fuera algo más que una simple y típica fotografía. Y Luis utilizó algo que sólo hace en contadas ocasiones. Le propuso un intercambio de pulseras.
Su eterna sonrisa se tornó carcajada, mezcla de emoción y nerviosismo. Dos segundos fue el tiempo que tardó en soltar el cordón naranja que llevaba anudado en su muñeca y entregárselo a Luis. Y éste le confeccionó una pulsera tan especial como él. Y seguro que más de uno dirá… hombre especial, especial … Y sí, es verdad, no tiene nada de particular. Simplemente recoge en unos centrímetros de cordino un gesto de cariño y complicidad. Es por esto que la hace tan especial.
Nuestra visita tocaba a su fin y teníamos que emprender el camino de regreso hacia el coche, disfrutando de los ultimos pasos y de su compañía. Durante el trayecto no dejó de enseñar su pulsera a todo el
que se cruzaba con él. Llegó el momento
de la despedida y un sincero abrazo selló el pacto entre caballeros.
Y mientras se alejaba, él sabía que este momento le había llegado. Su
cara era el fiel reflejo de la felicidad. Seguía sonriendo. Tenía algo muy
valioso, no era un simple trozo de cuerda. Estoy segura de que permanecerá en
su muñeca hasta que se le rompa. Estoy
hablando de Luis, …
Y ahora... ¿La ves con los mismos ojos?
¡¡¡ GRACIAS POR DEDICARNOS TU TIEMPO !!!
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Una historia preciosa! algo me dice que ambas pulseras serán conservadas con mucho cariño.
ResponderEliminarPequeños/grandes momentos como me gusta llamarlos.
Y como no, una foto preciosa como siempre ;)
Saludos
Muchas gracias Verónica. En definitvia esos pequeños / grandes momentos de un viaje son los que marcan la diferencia y merecen ser contados. Te aseguro que por lo menos una de las pulseras todavía luce en una muñeca. Un abrazo y gracias por tu comentario !!!
ResponderEliminarSiempre nos tocais el corazón, con vuestras fotos, con vuestras historias.
ResponderEliminarPreciosa entrada, felicidades
Muchas gracias Libreta Viajera, a veces hay que explicar el porqué de las fotografías.
ResponderEliminarSaludos Viajeros
Una maravillosa historia a la altura de la preciosa sonrisa del chico. Una delicia leeros y disfrutar de los rostros que captáis con la cámara y con el corazón. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Verónica por tus palabras. Un gusto tenerte por aquí.
ResponderEliminarSaludos Viajeros