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martes, 8 de noviembre de 2011



01 de Septiembre de 2010

Itinerario: Delhi – Agra - Orchha

04:30 am suena el despertador, a las 05:00 salimos por la puerta del hotel, hemos decidido adelantar nuestra salida porque no sabemos cómo vamos a llegar a la estación.
Cuando nos ponemos a andar, nos lanzan la última oferta, 200IR (3€), ahora sí que nos parece aceptable y teniendo en cuenta lo intempestivo de la hora, accedemos.
La ciudad duerme, apenas hay tráfico ni gente, así que en 20 minutos estamos en la estación de Delhi.
Hemos comprado los billetes de tren por internet en la página de http://www.cleartrip.com/. Destino Nueva Delhi – Agra, 370 INR (5,5€) por persona, en 2ª clase y con aire acondicionado.

El tren es el medio de transporte más utilizado por la población india, por lo que debido a los millones de desplazamientos se recomienda ser previsores y reservar los billetes con antelación si no quieres que tu viaje sufra demasiados imprevistos, sobre todo tratándose de destinos tan solicitados como Agra.


Al llevar  impresos los billetes electrónicos, podemos acceder directamente al andén, aunque para ello tenemos que ir saltando a todas las personas que duermen en la estación. Después de pasar el control de seguridad de rigor, localizamos nuestro andén.


Mientras esperamos que llegue el tren, un “supuesto” revisor se acerca a pedirnos los billetes, y nos pide que le acompañemos porque esos billetes no son válidos para viajar. Claro, que casualidad, miles de personas en la estación y somos los únicos que viajamos con billetes no válidos. No nos creemos una palabra y le invitamos a que desaparezca de nuestra vista en 3 segundos. Le sobraron dos. Cuidado con los estafadores que intentar ganar unas rupias aprovechándose de la ignorancia de algunos turistas. De lejos le volvimos a ver acechando a su próxima víctima. Si cae, se ganará unas rupias a su costa.

Ya estamos en el vagón, va prácticamente vacío y solo nos acompaña una simpática familia que enseguida entabla conversación. Les gusta hablar contigo, de donde eres, a donde vas, cuantos días llevas en India, si te ha gustado….El tren es relativamente rápido y en principio si todo va bien, en 2 horas llegaremos a Agra.
Solo han transcurrido 15 minutos y ya estamos en estado de congelación. Me pongo manga larga y dos pañuelos en la cabeza. Solo se me ven los ojos. En algunos países la calidad de los transportes se mide por el nivel del aire acondicionado. Hay que llevar ropa de abrigo si no queréis coger un pasmo que os arruine el resto de las vacaciones. Durante el trayecto, no paran de servir comida, el olor a curry y picante impregna todo el vagón, a mí cada vez se me cierra más el estómago y solo cojo unas galletas. La Happy family se pone las botas…. Que saque tienen,  si solo son las 06:30 de la mañana!.
08:15, puntualidad británica, ya estamos en Agra. La verdad es que en algunos foros advierten de los retrasos que puedes llegar a sufrir en los viajes de tren. Afortunadamente nosotros no sufrimos ninguno en los 21 días de viaje.


Localizamos la consigna de la estación, porque
queremos dejar nuestras mochilas. Es un mini cuartucho que da un poquito de miedo. Nos cobran 10IR ( 15 cnt de €) por mochila y nos la guardan todo el día. Salimos de la estación,  todos gritan, taxi!, tuc-tuc!, Taj Majal!, Forte!. Decidimos ir a la ventanilla prepago, 52IR ( 0.78€). El taxi nos dejará en la puerta sur, por la que accederemos a pie hasta el Taj Majal ya que el tráfico está restringido en la zona por motivos de conservación del monumento. Para volver nos buscaremos la vida.
De camino preguntamos que nos costaría un taxi a Khajuraho, porque a partir de aquí la información de las guías deja mucho que desear y digamos que tienes que empezar a improvisar. 6200IR ( 93€ de nada), después de recoger los ojos del suelo y cerrar la boca, nos dirigimos a la entrada del recinto.

La entrada al Taj Mahal cuesta 750INR cada uno (11€) y te regalan un botellín de agua y unos cubre zapatos. Hay una enorme fila para entrar, el sol empieza a calentar y el día promete. No puedes entrar ni bebidas, ni comida. Tienes que abrir hasta la última cremallera del último neceser que lleves en tu bolso de mano. Lo que te deniegan tienes que dejarlo fuera en las consignas. Yo entro a la primera, pero Luis tiene que volver porque el mini trípode de la cámara lo consideran un arma de destrucción masiva, así que tiene que dejarlo fuera. Toda medida de seguridad es poca cuando se trata de proteger una de las 7 maravillas del mundo moderno.
Ya estamos dentro del recinto, hay muchísimos turistas, la mayoría  gente local y eso que solo son las 09:00 de la mañana.


Por fin llegamos al arco que deja paso al majestuoso Taj Mahal, considerado el más bello monumento hecho por amor y el más bello ejemplo de arquitectura mogola.



Se construyó en mármol blanco con incrustaciones de piedras preciosas y esta  espléndida estética junto con el motivo romántico de su inspiración ( fue una ofrenda póstuma del emperador Sha Jahan cuando falleció su esposa tras el parto)  hizo que fuese ganando notoriedad hasta ser declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983.

El mausoleo es perfectamente simétrico. La tumba de la esposa del emperador se encuentra en el centro exacto y tan solo un detalle rompe la perfecta simetría del conjunto, la tumba del emperador que fue enterrado junto a su esposa cuando éste falleció.


El calor es insoportable, el sol no da tregua y el reflejo en el mármol blanco nos deja al borde de la ceguera. Imprescindibles las gafas de sol! Con el botellín que te dan a la entrada no tienes ni para empezar, pero la ocasión bien merece la pena y queremos dedicarle todo el tiempo del mundo a contemplar esta maravilla.
Todos quieren el mejor encuadre, esa foto que todos tenemos en la mente cuando oímos la palabra Taj Mahal: solos, con la pareja, con la familia, en vertical, en horizontal, sentados, de pie, juntos , separados. Las cámaras de fotos echan humo, algunos locales nos fotografían a nosotros, somos mucho más interesantes que cualquier Taj Mahal que se precie… Damos por terminado el espectáculo, a partir de ahora vamos a cobrar “ten rupees” como dicen ellos por foto. Continuamos paseando.



Junto al río Yamuna hay muchas mujeres que alegran el paisaje con sarees  ( vestimenta típica mujeres indias ) de vivos colores, que junto a los enormes turbantes que lucen los hombres,  componen una de las más típicas imágenes de India. El místico momento se rompe enseguida, una cuadrilla de turistas españoles se hace notar… “Pepe, mira lo que dice la bruja de tu mujer……” En fin, desconectemos de la contaminación acústica y sigamos disfrutando del momento.

Luis empieza a estar un poco agobiado, hemos dormido apenas dos horas, no hemos desayunado y hace un sol de justicia. Decidimos que ya es hora de finalizar la visita, y que mejor manera que despedirnos tirando unas cuantas fotos más. Además ahora el cielo está mucho más azul y el Taj Mahal contrasta mucho más porque antes se confundía con la neblina que cubre el cielo a primera hora de la mañana. Bye,bye Taj Mahal, nos has conquistado para siempre.

Necesitamos rápido nuestra dosis de cafeína para reponer fuerzas y sentir que nuestra tensión se recupera. Subimos a una terraza desde la que podemos ver un cachito de Taj Mahal. Nos tomamos las dos coca colas de un trago, aunque tuvimos que pedir sendas pajitas porque las botellas llevaban porquería para enterrar el Taj Mahal entero. Nos vamos…. no se puede ni respirar de calor que hace.
Vamos en busca de un sitio un poco decente para comer. Elegimos el Yash Café, ….  Nuestro menú, unos noodles sin picante, arroz sin picante y un cheese naan ( pan de queso ) … ah y un extintor de postre…. Nos arde la boca, impresionante lo que picaba todo, el arroz además de picante,  seco y las coca colas, dignas de inmortalizar. Viva el que inventó las pajitas!!!. Pagamos 360 INR ( unos 5€, caro para lo que comimos ). Nada recomendable y eso que hemos omitido detalles sobre la limpieza, aunque también es cierto que si te guías por este detalle no entrarías en casi ningún sitio.

Decidimos volver a la estación, queremos llegar a dormir a Orchha y no sabemos cómo lo vamos a hacer…. Estos son los momentos de incertidumbre de viajar por tu cuenta… si no lo conseguimos tendremos que dormir por el camino.
Compramos los billetes dirección Jhansi, todo el mundo va con prisa, nos empujan, intentan colarse, no nos dejamos. Ya los tenemos, revisamos el precio, 100 INR ( 1.5€ ) los dos ¡!¡, 0.75 € cada uno…. Está claro que algo no va bien…. Creo que por este dinero vas corriendo detrás del tren o si tienes suerte colgando por fuera de las ventanillas o encima del techo. Se hacen los suecos, nos dicen que los cambiemos una vez estemos dentro del tren. No nos convence así que vamos directos a la oficina de turismo, seguro que allí nos atienden mejor. No nos equivocamos, desbordan amabilidad, nos piden firmar en el libro de visitas, no lo dudamos ni un instante. Ya saben que queremos cambiar los billetes por una clase superior y nos dicen que estemos tranquilos que avisarían al supervisor.


Estación de Agra
Recogemos nuestras mochilas sanas y salvas, ahora toca esperar al tren. El calor es sofocante, hay mucha gente, familias enteras que viajan con la casa a cuestas, moscas, niños, olores, … todo se mezcla. Los vagones de otros trenes están a rebosar, literalmente la gente se sale por las ventanillas, viajan en el techo…. y pagan por ello!.
Por fin llega nuestro tren, la gente se agolpa, nos acompaña un vigilante de la estación. Ya le han informado al supervisor que queremos cambiar los billetes. Como es posible que lo hayan localizad ya?. Si hay miles de personas intentando subir al mismo tren, con sus respectivos bultos y en medio nosotros. Después del momento caos, ya hemos logrado subir siguiendo instrucciones del vigilante. Se han portado fenomenal y agradecemos las atenciones.

Tren Agra - Jhansi
Viene el supervisor,  pagamos un suplemento de 160 INR ( 2.4€ ) por un asiento super incómodo, un ventilador ruidoso en el techo que mueve el calor sofocante, obviamos el tema limpieza. Qué bien se viaja en bussines class!!!!, no me quiero imaginar las condiciones del primer billete que compramos. Pero esto es lo auténtico y lo que da sabor a un viaje, convivir con la gente local, experimentar esas sensaciones que seguro quedarán en el recuerdo.

La familia del mismo compartimento enseguida nos hace un hueco. Viaja una madre con sus dos gemelitas de 4 añitos. Son como dos muñequitas idénticas, no paran de sonreír y son tan simpáticas que hacen mucho más agradable nuestro viaje. Queremos hacerles unas fotos, le pedimos permiso a su madre, y es curioso, aquí hacen un gesto característico que parece que dicen que no, pero en realidad dicen que sí.

Cuando cogen confianza posan con naturalidad frente a la cámara y se lo pasan pipa viéndose después retratadas.  
El viaje es un ir y venir de vendedores ambulantes, viajeros, lisiados pidiendo limosna, niños arrastrandose por el suelo en un intento de limpiarlo. Unos vuelven la cara, otros se quedan impávidos. Los más generosos les tiran unas rupias al suelo, otros cacahuetes como si fueran monos. Los recogen uno a uno para llevárselos a la boca. Esta es la realidad, esto es necesidad, esto es pobreza, esto también es India.

El viaje se hace interminable y después de 4
horas llegamos a Jhansi. Estamos agotados y lo peor de todo es que no sabemos cómo vamos a llegar a Orchha. Tampoco tenemos donde dormir, así que hay que espabilarse. Hemos pasado un calor infernal y la sensación de estar asquerosamente sucios, hace que necesitemos ir rápidamente en busca de un hotel.
Vamos a la oficina de turismo de la estación a pedir información. Nos decidimos por un hotel del gobierno. Los precios son cerrados, no tenemos fuerzas para regatear lo más mínimo, así que dadas las circunstancias es una buena opción. Y tiene piscina!.

Orchha está a 18 km, y decidimos alquilar un motorickshaw  por 200 INR ( 3€), por fin estamos cerca de una ducha, una cama y una dosis de aire acondicionado.
Llegamos a nuestro hotel a las 20:00. Es el, Betwa Retrait, precio 1900 INR ( 29€ ) habitación doble con desayuno incluido. Llevamos desde las 4 de la mañana danzando y…. no me lo puedo creer… no hay luz!!! Ha habido un corte general y está toda la zona a oscuras… y para colmo empieza a llover… Así que resumiendo:
No luz, no aire…… si lluvia, no piscina. OMMMMM!!!!!!, relajación,
Pensemos en positivo, tenemos cama y hambre, así que a cenar. Llegamos hasta la entrada del hotel, no se ve nada, los caminos están completamente a oscuras y son ya las 21:30, así que decidimos quedarnos a cenar en el hotel, a la luz de las velas, una estampa que más que romántica parecía un poco tétrica. Solos en todo el restaurante, y diría yo que en casi todo el hotel, una vela y dos camareros atendiéndonos, ni un alma. Hasta que oímos, clic, clic…. Por fin!!!! Ya hay luz, ponen el aire a tope, corren las cortinas para que veamos las vistas al precioso jardín que desconocíamos hasta que se hizo la luz.

La cena está deliciosa, y de postre me tomo uno de los mejores Lassi Banana de todo el viaje ( una especie de yogurt con plátano ). Precio de la cena 600INR ( 9€ ) , teniendo en cuenta que somos dos,  la calidad, la cantidad y que es un hotel nos pareció correcto. Fuera en la terraza un grupo de músicos y una bailarina interpretan una típica danza india. Salimos a verlos, viene una familia más a cenar, parece que no estamos solos. Diez minutos después viene un enorme grupo de turistas con guía…. Se hizo la luz y el hotel recobró vida.

Volvemos a la habitación, por fin podemos darnos una refrescante ducha, el agua del pelo sale negra, y no llevo tinte, así que es claramente porquería…. . Nos vamos a dormir, mañana queremos madrugar porque por la tarde abandonaremos Orchha para ir dirección khajuraho, si encontramos quien nos lleve por un módico precio, claro. Llevamos  20 horas danzando y nos cuesta tener los ojos abiertos. Ha sido un día largo, tanto como este relato.

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