05 de Septiembre de 2010
04:30 AM, suena el despertador…. Queremos ver amanecer y el sol es lo que tiene, que madruga. Media hora después estamos en la calle. La sensación es muy extraña, es la primera vez que el calor no te da una bofetada nada más salir del hotel. Tampoco se oye ningún ruido, tan solo algún ataque de tos y algún llanto de niño. Las calles están llenas, pero la ciudad duerme.
Nos acercamos a la orilla del río, queremos contratar una barca que nos lleve por toda la orilla y poder ver la actividad de los ghats a orillas del Ganges. Al final del regateo, 500IR – 7.5€ por 2.5 horas y tres barqueros es un precio que nos parece razonable. El río está muy crecido y la corriente es muy fuerte, de ahí que necesitemos tres personas para realizar el recorrido.
Iniciamos el trayecto de noche, aún así podemos ver que los más madrugadores no esperan ni tan siquiera que asome el sol para iniciar sus rituales de aseo y oración. Son las 05:15 de la mañana.
Iniciamos el trayecto de noche, aún así podemos ver que los más madrugadores no esperan ni tan siquiera que asome el sol para iniciar sus rituales de aseo y oración. Son las 05:15 de la mañana.
El paseo resulta de lo más agradable, no hace nada de calor y se agradece. Sale el sol, y como si de un despertador gigante se tratase, Varanasi comienza a cobrar vida. El sonido de las caracolas y de las campanas anuncian el nuevo día y la obligada cita de los rituales a orillas del río.
La concentración de cenizas en el agua anuncian que estamos cerca del mayor crematorio de Varanasi, aunque están muy presentes a lo largo de todo el recorrido.
Las piras funerarias del crematorio de Manikarnika no dejan de echar humo, funciona las 24 horas del día y es aquí donde realizamos la primera parada, para entrar ya en ambiente.Tenemos la oportunidad de ver cómo el crematorio es el centro de una barriada que subsiste de las incineraciones, duermen y viven entre las maderas y los difuntos que esperan ser incinerados, imágenes que sobrecogen.
Iniciamos el camino de vuelta, ahora se hace mucho más duro ir contracorriente, la luz del amanecer es espectacular y nos permite retratar como el río se convierte en el centro de toda actividad.
Tres horas más tarde finaliza nuestro recorrido. Ahora sí que podemos decir que es imposible que Varanasi deje indiferente a nadie. La verdad es que el esfuerzo de los barqueros ha sido mayúsculo, sobre todo a la vuelta. En una ocasión han tenido que remontar la corriente tirando de la barca con cuerdas desde la orilla porque era imposible avanzar. Después de despedirnos de nuestros navegantes con una propina más que merecida, nos vamos a desayunar al hotel.
El sol se ha levantado especialmente amenazador y mucho nos tememos que no nos va a dar ninguna tregua, así que decidimos descansar un poco en la habitación después de desayunar y recuperarnos un poco del tremendo madrugón.
10:30 ya estamos de nuevo en la calle. Rumbo a Sarnat, donde se encuentra el centro budista más importante de toda India y un conjunto de ruinas que nos han aconsejado visitar.
Contratamos un tuc – tuc. El conductor se llama Bully, tiene 60 años y demasiada experiencia con los turistas… Pactamos un precio por el tuc - tuc de 350 IR ( 5€ ) por todo el día. Un precio razonable que nos permitirá realizar todas las visitas que tenemos previstas y sin límite de tiempo. Bully ameniza el trayecto cantando, al principio nos hace gracia, aunque a la hora estamos ya un poquito cansados de nuestra gramola, del calor y de la maldita contaminación que hace que el viaje se convierta en un infierno.
Por fin llegamos a Sarnat, … ruina de visita, totalmente prescindible, pero había que intentarlo. El calor es insoportable así que decidímos volver cuanto antes. Antes de ir a comer, Bully intenta negociar con nosotros una visita al barrio musulmán a ver los estupendos tejidos que confeccionan, esperando que cayera la comisión por algún lado.
Declinamos la oferta, tenemos hambre y queremos comer. Bully nos ofrece ir a un restaurante llamado “ El Parador”, .... por lo menos el nombre suena familiar. Ponemos rumbo al restaurante.
Carnicería de Nueva Delhi |
Vendiendo pollos en las calles de Nueva Delhi |
Un hora después y cumpliendo nuevamente nuestras expectativas en cuanto al precio y calidad de la comida, volvemos de nuevo al punto de reunión donde hemos quedado con Bully. Hay cientos de tuc-tucs, parece casi imposible que podamos localizar a nuestro chofer, pero ellos están pendientes de ti y nos localizamos en 5 minutos. Es hora de visitar algunos templos y dar por finalizada la jornada en nuestra siguiente entrada.
Siento que no os gustase Sarnat. Imagino que casi toda la culpa la tuvo el calor.
ResponderEliminarCuando estuvimos nosotros hacía un tiempo primaveral y daba gusto ver los grupos de peregrinos de casi todas las nacionalidades del orbe budista agrupados en torno a sus monjes entonando mantras y oraciones.
Los más "heavis" eran los nepaleses que, cumpliendo alguna promesa imagino, iban dando vueltas en torno a la estupa principal a base de echarse largos en el suelo, marcar el punto más alejados con sus manos, levantase y avanzar hasta ese punto y vuelta a revolcarse por el suelo.
Luego, en el museo que estaba justo al lado, poder ver el símbolo de India, el pilar de Ashok también tuvo su cosilla.